jueves, 11 de enero de 2024

Monjas, esa "especie del género femenino sumamente peligrosas para los demás y para sí mismas" (Leonardo Castellani)


 Que me perdonen las buenas monjas y, sobre todo, el Señor, por este título malévolo, extraído literalmente de una entrada en el blog de Wanderer, que me pareció tristemente desternillante. Sería más preciso decir “algunas” monjas, para ser justos, pues ha habido siempre y hay mucha santidad en muchas mujeres consagradas a Dios. Es más, podríamos decir, en lugar de “algunas”, monjas “modernistas”, ésas que todos conocemos y que parecen ancladas en los años 70 del siglo XX. Como las de la foto que ilustra este texto, por ejemplo, en una imagen tan caduca que estas performances ya se veían desfasadas cuando tomé la primera comunión allá en los años 90 en una Misa amenizada por guitarras y fieles rezando el Padrenuestro cogidos de la mano. Lo dice de manera inmejorable Natalia Sanmartín Fenollera en “El despertar de la Señorita Prim”: “la tradición no tiene edad. Es la modernidad lo que envejece”. Y envejece mal, pero ahí siguen las monjas modernistas, confundidas ellas y confundiendo al pueblo de Dios que se les acerca. Y conocer algunas de estas comunidades la deja a una realmente perpleja.

Hubo una época, años después de mi vuelta a la fe y la práctica religiosa, en que dudaba si el Señor me estaría llamando a una entrega total en la vida religiosa. Mi confesor me propuso realizar un discernimiento durante un periodo de tiempo determinado, un año, acompañando la oración y la dirección espiritual con visitas a distintas comunidades de diversos carismas. Y así lo hice. Comencé dentro del territorio catalán, porque era sencillo por el tiempo de desplazamiento asistir a Misa y al rezo del Oficio Divino en comunidades sin hospedería, y aprovechar un breve fin de semana en las hospederías de quienes sí las tenían.

Y se ve de todo, y la mayoría, desgraciadamente, no bueno. Moderneces varias como las superioras rezando vísperas “presidiendo” desde la sede del celebrante, superioras expertas en focusing, práctica new age y totalmente anti-cristiana, danzas litúrgicas, dentro y fuera de la Misa. También, todas las variaciones imaginables en cuanto a los hábitos: velos tirados hacia atrás al máximo, monjas con flequillo, monjas sin velo directamente, faldas plisadas y polos que sustituyen los hábitos monásticos, etc. Así como las más disparatadas soflamas indepes en las preces. No es necesario visitar a estas comunidades personalmente; muchos de estos horrores circulan por internet. 

También visité comunidades fuera de Cataluña, de las que puede tenerse noticia fácilmente buscando también en internet; en general, mucha guitarra y canciones ñoñas sin parar, poco silencio, muchos abrazos, muchas superioras / fundadoras carismáticas. Muy infantil y sentimentaloide todo, que es algo característico del modernismo.

Y muchas de ellas, las de fuera de Cataluña sobre todo, tenían vocaciones jóvenes. Excepto las de la foto, que sí tienen vocaciones (no me lo explico), pero ya entradas en años.

Para hacer justicia, hay que decir que también visité comunidades en que se respiraba silencio orante y paz, donde nadie inventaba nada nuevo. Era reconfortante, y era también bello volver a algunas de estas hospederías para asistir a Misa y rezar con las hermanas; vivir durante unos pocos días esa vida escondida de pulmón orante de la Iglesia. En una de estas ocasiones, una sabia monja de mediana edad me dijo que “conversión no es igual a vocación”, y que no me obsesionase por la vida religiosa, buscando dónde encajar. Porque tal vez no era eso lo que el Señor quería para mí. Su comentario, así como en general las conversaciones con ella siempre que las visito y me alojo en su hospedería, me dio paz y me sigue iluminando.

Una de las conclusiones que pude extraer durante este periodo, y en lo que continúo viendo por internet a día de hoy, es que la confusión que generan en el pueblo de Dios las actitudes y maneras de orar de estas comunidades proviene de la confusión espiritual en que ellas mismas se encuentran. Y es triste, y creo que hemos de rezar por ellas. Al respecto, les dejo otro impagable enlace del blog de Wanderer.

  

 

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