La lectura de la novela 1984 de George Orwell es tremendamente incómoda y angustiosa, por reflejar un totalitarismo político de corte socialista que controla incluso la mente y del que es aparentemente imposible escapar. Lo usual, al leerla, es pensar en el momento en que nos ha tocado vivir, que se vuelve progresivamente totalitario, especialmente después de la llamada pandemia de Covid.
Sin embargo, la realidad que presenta se asemeja preocupantemente también en algunos aspectos a la deriva de la Iglesia Católica posterior al Concilio Vaticano II y, más aún, a la “Iglesia del papa Francisco”.